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Kevermes

Kevermes, situado en la esquina sureste del condado de Békés, cerca de la frontera húngaro-rumana, tiene una historia que se remonta a la Edad de Bronce, como lo demuestran fragmentos de cerámica y tumbas de la era ávara descubiertas en 1962. El pueblo quedó despoblado tras las incursiones turco-tártaras a finales del siglo XVI, pero fue repoblado en 1815 por agricultores de tabaco liderados por Sebők Tököly. Kevermes se desarrolló rápidamente y su población se estabilizó a mediados del siglo XIX. Hoy en día, Kevermes conserva su pasado a través de lugares emblemáticos como la Iglesia Católica Romana y monumentos históricos. Su característica más singular es un megalito descubierto durante labores de arado en las afueras del pueblo. La piedra, de casi 160 centímetros, está decorada con motivos tallados que recuerdan a los de las culturas megalíticas de Europa Occidental, como los grabados encontrados en la cámara funeraria de Gavrinis en Bretaña. La autenticidad de la piedra ha sido confirmada por pruebas de laboratorio, aunque quedan muchas preguntas, incluida cómo llegaron esos motivos a Kevermes.