

Viajar alineado con los ODS: tras una nueva forma de turismo
Viajar hoy en día significa mucho más que descansar o buscar aventuras. Para un número creciente de visitantes, es importante que el viaje no solo ofrezca experiencias, sino que también represente valores. Pero, ¿qué significa esto en la práctica? ¿Y qué implica viajar alineado con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU?
¿Qué son los ODS y qué relación tienen con los viajes?
Los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU son un marco global que establece metas para mejorar el mundo de aquí a 2030: como erradicar la pobreza, reducir el hambre, proteger el clima, garantizar la igualdad de género o asegurar el acceso al agua potable.
Los ODS abarcan todos los aspectos de la vida, incluido el turismo. El turismo puede ser tanto una herramienta para alcanzarlos como un obstáculo si no se organiza adecuadamente. El objetivo de viajar de manera consciente es elegir la primera opción.
Aunque no sea evidente a primera vista, estos objetivos están estrechamente vinculados al turismo. Durante un viaje, las personas toman decisiones: dónde alojarse, qué comer, cómo desplazarse, a quién apoyar con su dinero y atención. Todas estas decisiones influyen directamente en cuánto un viaje contribuye o pone en peligro estos objetivos globales. Un "viajero basado en los ODS" toma decisiones que están alineadas con avanzar hacia un mundo más sostenible.

¿Qué hace diferente a un turista que considera los ODS?
Un viajero basado en los ODS, es decir, que sigue los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, aborda los viajes de manera diferente a los turistas tradicionales. Su principal prioridad es que sus decisiones tengan un impacto positivo en las personas, el medio ambiente y las comunidades locales.
Por ejemplo, elige conscientemente alojamientos, restaurantes o actividades que apoyen negocios locales, reduciendo así las desigualdades económicas (ODS 8 – Trabajo decente y crecimiento económico, ODS 10 – Reducción de las desigualdades). También presta especial atención a su huella ambiental: evita los envases de un solo uso, elige alojamientos energéticamente eficientes y, siempre que sea posible, se desplaza a pie o en transporte público (ODS 12 – Producción y consumo responsables, ODS 13 – Acción por el clima). Además, se comporta de manera culturalmente sensible, mostrando interés y respeto por las tradiciones y costumbres locales (ODS 11 – Ciudades y comunidades sostenibles, ODS 16 – Paz, justicia e instituciones sólidas). Busca experiencias que fomenten la inclusión social, como visitar lugares donde personas en situación de vulnerabilidad participan activamente en la hospitalidad o en la organización de actividades (ODS 5 – Igualdad de género, ODS 10).
Este tipo de viajero no solo colecciona recuerdos, sino que crea un verdadero valor: con sus decisiones individuales contribuye a construir un mundo más justo y sostenible.

La práctica de viajar con valores
Viajar según los ODS significa que el visitante no solo se enfoca en su propia comodidad, sino que también considera los impactos sociales, económicos y ambientales de su viaje. Por ejemplo, si alguien se aloja en una granja ecológica rural donde se cocina con ingredientes locales (ODS 2 – Hambre cero y ODS 12 – Producción y consumo responsables), o donde se llevan a cabo programas de igualdad de oportunidades (ODS 5 – Igualdad de género y ODS 10 – Reducción de las desigualdades) y se busca educar a los huéspedes (ODS 4 – Educación de calidad), esta elección apoya al mismo tiempo la economía local (ODS 8 – Trabajo decente y crecimiento económico), la inclusión social (ODS 10) y un estilo de vida respetuoso con el medio ambiente (ODS 13 – Acción por el clima).
Esta forma de viajar no trata de renunciar a algo, sino de que nuestras elecciones puedan tener un impacto positivo en el mundo, mientras seguimos disfrutando de experiencias igual de ricas y memorables.

¿Qué significa esto para los destinos?
El turismo basado en los ODS no solo beneficia a los visitantes, sino que también sirve como guía para los destinos. Los ODS crean un lenguaje común: los proveedores turísticos, los responsables de la toma de decisiones y los visitantes pueden referirse a los mismos principios básicos.
Esto facilita la planificación estratégica, el marketing, las solicitudes de subvenciones y la transparencia en las operaciones internas. Los proveedores y regiones que se integran en este sistema pueden comunicarse bajo un marco de valores unificado, algo que cada vez más será una expectativa por parte de los viajeros conscientes.

Ejemplos: cuando los viajes y los objetivos se encuentran
Imaginemos a un viajero para quien la igualdad social es un valor importante. Su itinerario incluye lugares donde personas con discapacidades participan en la hospitalidad o en actividades artesanales, donde una cafetería es gestionada por una empresa social y donde las actividades son ofrecidas por comunidades que anteriormente habían quedado fuera del turismo.
O pensemos en una familia consciente del clima que elige el tren en lugar del avión, se aloja en un lugar con calefacción solar y participa en un programa local de reforestación. Sus vacaciones no solo serán un recuerdo, sino también una contribución real a un futuro más habitable.

No es una campaña, no es una moda: es el turismo del futuro
El turismo basado en los ODS no es una campaña ni una moda pasajera. Es una mentalidad que cada vez más personas adoptan de manera natural. En medio de los complejos desafíos del mundo, cada vez más personas buscan experiencias que no solo sean para ellos, sino que también tengan un propósito.
La pregunta, por tanto, no es si debemos viajar, sino: ¿cómo, a dónde y por qué?

¿Cómo se hace tangible todo esto? – El ejemplo del sistema I-DEST
La plataforma I-DEST ofrece a los viajeros la posibilidad de tomar decisiones no solo basadas en sensaciones, sino también en datos concretos. El sistema proporciona una opción de filtrado basada en los ODS: de esta manera, el visitante puede indicar, por ejemplo, que para él la protección del clima, el apoyo a las comunidades locales o la igualdad de oportunidades son lo más importante, y recibir recomendaciones de actividades, alojamientos o proveedores en consecuencia.
Todo esto no funciona solo en teoría: I-DEST basa todas sus recomendaciones en datos reales y medibles, recopilados a través de procesos de autodeclaración y auditoría por parte de los proveedores locales. Por ejemplo, un establecimiento que demuestre usar ingredientes locales puede vincularse visiblemente a los objetivos "Hambre cero" (ODS 2) o "Producción y consumo responsables" (ODS 12).
Así, el viajero puede viajar con la certeza de que realmente está apoyando los objetivos que le importan, y no solo tomando decisiones basadas en mensajes de marketing.

El turismo basado en los ODS no es un privilegio de unos pocos, sino que cada vez más se convierte en la base del turismo del futuro. Al elegir conscientemente –priorizando servicios locales, cuidando el impacto ambiental, mostrando respeto hacia la comunidad anfitriona–, los viajeros generan un cambio real. Esta mentalidad no solo apoya la sostenibilidad de los destinos, sino que también ofrece experiencias más ricas, profundas y humanas. El lenguaje de los ODS es claro y global, pero también personal e inspirador: muestra cómo cada viaje puede ser un paso hacia un mundo más justo y habitable.
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